La fuerza del vapor asegura una limpieza profunda de toda superficie sin dañarla, reduciendo a la mitad el consumo del agua que se habría utilizado con el agua caliente a alta presión.
La fuerza del vapor asegura una limpieza completa de toda superficie sin dañarla, reduciendo a la mitad el consumo del agua que se utilizaría con el agua caliente a alta presión.
La fuerza del vapor asegura una limpieza completa de toda superficie sin dañarla, reduciendo a la mitad el consumo del agua que se utilizaría con el agua caliente a alta presión.